Cuernavaca y Tepoztlán!

Antes de ir a esta ciudad, la mayoría de gente nos decía que no había nada para hacer allá y efectivamente, no hay mucho para hacer, pero como una amiga nos invitó a visitarla allá, allá fuimos! Ana nos recogió en la terminal y nos llevó a un lugar obligatorio para visitar si estás en Cuernavaca o en el DF; Tepoztlán es un hermoso pueblo si conoces muy poco de la gastronomía mexicana pues acá la conocerás como si hicieras una maestría en ella. Visitamos un restaurante llamado Los Colorines, el cual fue delicioso aunque un poquito costoso. Tanta es la variedad de la comida mexicana que leer una carta puede ser como leer un idioma extranjero, aunque español sea tu lengua nativa.

Probamos allá quesadillas rellenas de flor de calabaza y otras de huitlacoche, un hongo que crece como un parásito por encima de la maíz. También probamos una carne de res muy delgada que se llama cecina, servida con nopal, un tipo de cactus. Para tomar, había que probar horchata, una bebida blanca y dulce hecha de arroz, canela, azúcar, y agua.

Decidí probar el famoso Chapulin (un grillo que se come en Mexico) que siempre escuché en television pero que nunca supe que era. Acá les dejamos un video comiendome uno.

Tepoztlán es nombrado por el Secretario de Turismo de México un “Pueblo Mágico”, una designación que usan para pueblos con un encanto, una cultura, o un significado histórico especial y que además tengan ciertas características. La estructura de Tepoztlán es colonial, con calles de piedra.

Cuentan con un mercado durante los fines de semana en donde venden de todo, hay un mural muy bonito hecho con diferentes tipos de semillas en la entrada de la iglesia, y lo más llamativo de este pueblo es que tienen un cerro llamado Tepozteco en donde tienen una pirámide y mucha gente suele subir caminando hasta la cima. Nosotros no subimos pero pudo haber sido una buena experiencia. Se dice que la montaña tiene una energía muy potente y por eso el pueblo atrae mucha gente interesada en el yoga y en el espiritualismo “New Age”.

Por la noche visitamos el centro de Cuernavaca el cual nos pareció tranquilo y bonito por los edificios iluminados como la Catedral, el Palacio de Cortés, y el Kiosco del Jardín Juárez , pero no nos llamó tanto la atención para querer pasar más tiempo allá. Después fuimos a un restaurante llamado Casa Rivera en donde la atención que recibimos fue exageradamente buena. Todavía llenos del almuerzo en Los Colorines, compartimos una entrada de frijoles envenenados con tortillas de harina (el nombre nos lo explicó el mesero aunque no entendimos bien…basta decir que no nos envenenaron).

Pasamos solo un día y una noche en Tepoztlán y Cuernavaca pero valió mucho la pena, especialmente porque tuvimos una guía local en nuestra amiga Ana que enriqueció la experiencia demasiado!